DEL ENGAÑO A LA DECEPCIÓN



DECEPCIÓN 


Uno de los peores sentimientos que existen es sentirse engañado. Es inevitable sentir dolor cuando la persona con la que confías o quieres te engaña y en ese momento te sientes decepcionada con el, contigo y con el mundo por volver a confiar en alguien.

Este sentimiento es bastante agotador a nivel anímico y dependiendo del grado de decepción, el dolor es tal, que el desencanto producido por una persona se extiende a otras muchas. Es decir, terminas cerrando la puerta a gente buena y valiosa por alguien que no ha sabido o no ha querido valorarte.  Y te preguntas ¿Qué hacer cuando estás decepcionado?

En primer lugar lo que haces es  valorar si quieres o no darle otra oportunidad a esa persona. Buscando  el momento oportuno para decirle qué te ha dolido y por qué crees que se ha comportado de un modo incorrecto y por supuesto buscando respuestas de ese comportamiento, intentando de algún modo entender el porqué. El sentimiento de decepción es libre, es decir, puede que desde fuera haya amigos que no comprendan cómo te sientes, pero el dolor es interior y subjetivo: tú tienes tu visión particular de la historia. La decepción es bastante dura y difícil de curar en el amor. Por ejemplo, con los años, existen personas que acumulan tantos casos negativos en su pasado, que llega un punto en el que se agotan y se cierran a cualquier posible esperanza.

La decepción viene acompañada por sentimientos como la tristeza, la rabia, el desencanto, la pena y la frustración. Pero se por experiencia propia que conforme pasa el tiempo, el dolor disminuye y la persona queda con armas más eficaces a nivel emocional para poder afrontarla. De hecho, desde el paso del tiempo, a veces, alguien logra ver el lado positivo de un final poco agradable.

La decepción se puede producir en el terreno sentimental, pero también, en el ámbito de la pareja, en la amistad y en el plano profesional. Conviene destacar que también es posible decepcionarte contigo mismo por no haber actuado de un modo correcto en una situación determinada. 

Las decepciones sólo pueden producirse cuando esperas algo de alguien, y esperar algo de alguien no sólo implica conocerle, haber tratado con esa persona o haber mantenido una, varias o muchas conversaciones más o menos profundas.

Podemos decepcionarnos con nosotros mismos, con la vida y la suerte en general y cuando más duele es cuando una persona importante nos decepciona. A veces duele amar a alguien y no ser correspondidos. Las decepciones son más dolorosas, pues son el resultado de años de esperanza y trabajo.

Pero por suerte o infortunio, de este tipo de experiencias se aprende mucho: especialmente, se aprende en quién confiar y lo esencial es descubrir algo muy sencillo y que para muchas personas puede resultar trágico: en esta vida la única persona que va a estar contigo siempre eres tu misma.

Cristina Sánchez

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